De todas las cosas que llevo viendo en el mundo este del arreglo de los suelos, una de las cosas más gratificantes es sin dudarlo el compañerismo y lo que nos une, a los que vemos de otra forma esa cosita que nunca esta tan mal como para gastarte dinero en ella, el suelo de casa.
Quería y tenía interés especial en mencionar a uno de los compañeros que durante muchos años ha marcado mi evolución en este gremio.
Nos conocimos como suele ser normal trabajando, éramos jóvenes y ambos trabajábamos en lo mismo, él con el “Fede”, y yo con el “Marce”, la cosa ocurrió que yo, por exigencias del guion dejé de trabajar para mi jefe y el ingresó en mi lugar.
Luego las cosas fueron viniendo como vinieron y debí lanzarme a la aventura de ser el responsable de mis propios trabajos, y no lo dudé, intenté hacerme con él a toda costa… no que estuviese dispuesto a todo… Pero él era un gran profesional y yo era consciente que sintiéndose recompensado en su trabajo y valorado sería mi compañero durante muchos años.
Siempre recordaré la de veces que me repetía “Paco, lo que tú haces se llama restauración, no es un pulido normal, no podemos cobrarlo como un pulido” yo le recordaba que si éramos competitivos no nos faltaría el laboreo y efectivamente él llevaba razón pero yo también, cuando conseguimos ser pulidores oficiales de “Jimesa” (la mejor fábrica de terrazos que ha habido en Andalucía) él sonrió y aprendimos cosas, nuevas técnicas, nuevos materiales… Se nos abrió un mundo de posibilidades. Aun así mi papel era ser el responsable de varios empleos, no sé como, pero tu mente se alarga hasta la de tus compañeros o empleados… Yo sigo pensando en compañeros…
No olvido la de veces que intentó que yo me aficionase a la bicicleta… Una vez me llevó a Cerro Gordo desde Nerja… uff! aun siendo bastante más joven… me sacó dos Maros de ventaja…
Las cosas fueron cambiando y por exigencias del apretado guión, mi vida cambió, decidí, por motivos varios, cambiar de forma de buscarme la vida, aun yendo bastante bien… y lo que más me dolió, fue perder a un compañero como Juan… pero en aquel momento o tomaba esa decisión o no hubiera llegado mucho más lejos…
Él se vio en la obligación de hacer de responsable de su propio empleo… Afortunadamente y tal y como preveía le fue genial… Avanzó y consiguió mejoras significativas… pero las cosas nunca son sencillas, ni fáciles para nadie…
Un día estando yo en Motril, donde residía haciendo trabajos de hostelería, me llamó mi hermana y me contó que Juan había muerto… iba a conocer a una chica o sencillamente a disfrutar de unas vacaciones ganadas a base de su duro esfuerzo… y desgraciadamente todos perdimos a un gran tipo ese día…
Quizás no leáis muchos hasta aquí… pero cada día que prendo el motor de la infernal máquina pienso en él… en la de cosas que hemos sufrido, trabajado y conseguido…
Donde quiera que estés Juan Chaparro Rivas… quiero que sepas que los que te hemos conocido te echamos de menos…
“Aquí, en Roma y en Pekín”
K bonito Paco te agradezco k siempre te acuerdes de mi hermano era una gran persona y siempre lo llevo en mi corazo Gracias
Soy del oficio. Hermosa historia, amigo!! Un saludo.